miércoles, 29 de marzo de 2017

D. Ramón Méndez Alanís. Primer Director General de Seguridad de la segunda época (1912-1915)

Nació el día 31 de agosto de 1867 e ingresó previa oposición en el Cuerpo Jurídico Militar el 13 de marzo de 1883, con el empleo de Auxiliar, habiendo obtenido el número 2 entre los 20 opositores presentados a aquella convocatoria. Con anterioridad a su ingreso en dicho Cuerpo desempeñó las funciones de Letrado sustituto de la Administración económica de Granada y las de Socio Profesor de la Academia de Jurisprudencia y Legislación Matritense y del Ateneo científico de Granada.


Perteneciendo ya al Cuerpo Jurídico Militar, prestó servicios de su clase en el Distrito de Andalucía y después en el de Granada, promoviéndosele por antigüedad al empleo de Teniente Auditor de tercera en abril de 1884, con destino á la Capitanía general de Baleares.

D. Ramón Méndez Alanis, Director General de Seguridad

A petición propia fue destinado a la Isla de Cuba en Junio de 1885, con el empleo Teniente Auditor de Segunda clase. Estuvo destinado, sucesivamente, en la Auditoría de la Capitanía General de dicha isla y en la de la Comandancia General de Puerto Príncipe, volviendo en noviembre de 1887 a prestar servicios en la Capitanía General.

Ascendió reglamentariamente en la Escala general de su Cuerpo al empleo de Teniente Auditor de segunda en agosto de 1891, embarcando en septiembre para la Península, donde quedó en situación de reemplazo.

Se le destinó otra vez a la Isla de Cuba en marzo de 1892, quedando adscrito a la Auditoría de la Capitanía General. En agosto siguiente le fue concedida la Cruz blanca de segunda clase al Mérito Militar por su obra titulada "Comentarios al Código de Justicia Militar".

En septiembre de 1893 tras modificarse la denominación de los empleos del Cuerpo Jurídico Militar pasó a ocupar el de Teniente Auditor de primera clase. En este año Gobernador General de Cuba lo nombró abogado de Beneficencia de la Habana, cometido que desempeñó a que el que le estaba encomendado como perteneciente al Cuerpo Jurídico Militar

Obtuvo en Febrero de 1894 el empleo interino de Auditor de Brigada en la referida isla, confirmándolo en la Escala general por antigüedad en Agosto del mismo año.

Desempeñó algún tiempo interinamente la Auditoria de la Capitanía General de Cuba, demostrando aplicación y celo, prestando extraordinarios servicios por lo cual fue recompensado con la Encomienda de Isabel la Católica. Actuando como Auditor del General en Jefe, concurrió a varias operaciones y hechos de armas desde agosto de 1895 hasta junio de 1898, prestando muy importantes servicios y especiales comisiones que desempeñó con gran acierto y grave riesgo de su vida, por lo que fue premiado con la Cruz roja de segunda clase del Mérito Militar, pensionada; la Cruz de segunda clase del Mérito Naval con distintivo rojo y dos Cruces de segunda clase de María Cristina.

En premio de su obra "La jurisdicción de Guerra" se le concedió la Cruz blanca de segunda clase del Mérito Militar, pensionada.

Sin perjuicio de su destino, tuvo a su cargo durante dos años, con carácter de interinidad, la Cátedra de Derecho penal y civil en la Universidad de la Habana.

Regresó á la península en julio de 1898 por haber sido elegido Diputado a Cortes y quedó en situación de excedente, desempeñando dicho cargo hasta la terminación de la legislatura.

En Octubre de 1899 fue destinado a la Capitanía General de Castilla la Nueva, y en Febrero de 1900 a la Comisión liquidadora de la Caja General de Ultramar, en la que, no obstante haber quedado nuevamente en situación de excedente a consecuencia de su ascenso por antigüedad a Auditor de División en noviembre, continuó prestando sus servicios en comisión hasta mayo de 1901. 

Destinado en junio siguiente en la Capitanía General de Aragón, volvió en septiembre a la referida situación de excedente.

Por el mérito de la obra de que es autor titulada "Legislación Militar", fue recompensado con la Cruz blanca de tercera clase del Mérito Militar. Le fue también concedida, por servicios especiales, la Cruz de tercera clase del Mérito Naval con distintivo blanco.

Se dispuso en abril de 1902, que pasara a prestar sus servicios en la Comisión liquidadora de las Capitanías Generales y Subinspecciones de Ultramar, destino en que demostró celo, laboriosidad e inteligencia, méritos que le fueron reconocidos en varias Reales Ordenes.

Formó parte en 1904, como Vocal del Tribunal de oposiciones para el ingreso en el Cuerpo Jurídico Militar, siendo reconocido en Real Orden por los méritos que entonces contrajo.

Por haber sido nombrado Jefe Superior de la Policía gubernativa de Madrid, pasó en enero de 1909 a la situación de supernumerario sin sueldo, señalándosele la de excedente en noviembre de 1910 con motivo de haber cesado en dicho cargo.

Se le otorgó en 1911 la Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco por haber presentado un anteproyecto de Código Marítimo y otros servicios prestados a la Marina, y desde mayo de este año formó parte como Vicesecretario con voz de la Comisión de reforma de las leyes sobre materias de justicia en las jurisdicciones de Guerra y Marina.

En abril de 1912 le fue concedida la Cruz blanca de tercera clase del Mérito Militar pensionada, por su obra "Enciclopedia de Legislación Militar". 

Desde noviembre de 1912, con motivo de haber sido nombrado Director General de Seguridad pasó de nuevo a la situación de supernumerario sin sueldo.

Durante cinco años, y sin perjuicio del servicio propio de su destino, desempeñó con acierto e inteligencia la comisión de representar al Ministerio de la Guerra en asuntos de carácter internacional de transcendental importancia, habiéndose dispuesto en Real Orden de 27 de Febrero de 1913, la anotación de tan extraordinarios méritos en su hoja de servicios a los efectos de los artículos 15º y 16º del Reglamento de ascensos en tiempo de paz por haber demostrado una vez más sus profundos conocimientos en las materias propias de su carrera, haciendo resplandecer la justicia del buen nombre del Ejército y de su respetabilidad, que tan altos mantuvo siempre.

Entierro de D. Ramón Méndez Alanis escoltado por Guardias de Seguridad

Tras treinta y cuatro años de servicios efectivos, de ellos trece años y siete meses en el empleo de Auditor de división, estaba en posesión de las condecoraciones siguientes:

Dos Cruces blancas de segunda clase del Mérito Militar, una de ellas pensionada.

Encomienda de Isabel la Católica

Cruz roja de segunda clase del Mérito Militar, pensionada.

Cruz de segunda clase del Mérito Naval, con distintivo rojo.

Dos Cruces de segunda clase de María Cristina.

Dos Cruces blancas de tercera clase del Mérito Militar, una de ellas pensionada.

Cruz de tercera clase del Mérito Naval, con distintivo blanco.

Gran Cruz blanca del Mérito Naval.

Medalla de Alfonso XIII

En mayo de 1914 fue ascendido al empleo de Auditor General de Ejército.

Falleció, siendo Director General de Seguridad, en la madrugada del 5 de diciembre de 1915.

El sepelio se celebró en Madrid el lunes 6 de diciembre de 1915. El acto fúnebre estuvo presidido por el marqués de la Ribera, quien ostentaba la representación de S.M. el Rey y por otras personalidades entre las que se hallaba el Infante D. Alfonso, el Presidente del Consejo de Ministros y los Ministros de la Guerra y de Gobernación.

El cortejo lo abría una Sección de la Guardia Municipal a caballo y tras la presidencia oficial y familiar, a la que acompañaban numerosas personalidades de la vida política madrileña y personal de la Dirección General de Seguridad y de las distintas Comisarías de Distrito, desfilaban, en columna de honor, las fuerzas del Cuerpo de Seguridad francas de servicio.

La columna la encabezaba la Sección Ciclista y tras ella la Escuadra de Gastadores, Detrás una representación de cada una de las diez Compañías de la guarnición al mando de un Teniente, cerrando la formación el Escuadrón de Caballería. El mando de la columna lo ostentaba un Comandante a caballo.

La prensa de la época se hizo eco de la marcialidad y el perfecto estado de policía mostrado por las fuerzas participantes que merecieron lo elogios de todos los que tuvieron la oportunidad de presenciar su paso por las calles madrileñas. 

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