lunes, 12 de junio de 2017

1979. Un comando de los GRAPO asesina en Madrid al Policía Nacional Ángel Lietor Alfaro

El Policía Nacional Ángel Lietor Alfaro, de 52 años de edad, era asesinado de un disparo de pistola poco antes de las ocho de la mañana del día cuatro de abril, cuando salía de su domicilio, en la calle Numancia, número 10 de Madrid. Los asesinos, un hombre y una mujer jóvenes, según referencias de los testigos, utilizaron para huir un taxi que habían robado a punta de pistola a su conductor y propietario, Francisco Quesada García, junto al cementerio de Fuencarral. En el lugar del atentado fue hallado el casquillo de la bala que produjo la muerte al policía: se trataba de un Lapua, calibre nueve milímetros parabellum, de fabricación extranjera, proyectil que fue considerado por los expertos como muy antiguo.

A la hora en que se produjo el suceso, Ángel Lietor Alfaro se encaminaba, vestido de paisano a su puesto de trabajo de servicios administrativos del Cuerpo en el cuartel de la madrileña plaza de Pontejos. Entonces fue abordado por un hombre y una mujer, que vestía falda y gabardina de color claro. Al parecer, uno de los dos individuos efectuó un disparo a quemarropa contra él: la bala produjo al agente graves lesiones en la cabeza. Inmediatamente descendió a la calle la esposa de la víctima, que, con ayuda de varias personas, trató de auxiliarle hasta la llegada de un coche-patrulla de la policía. Poco después, Ángel Lietor fallecía mientras era trasladado al hospital de la Cruz Roja, en la calle de Reina Victoria. A mediodía le fue practicada la autopsia.

Policía Angel Lietor Alfaro

Una vez que se conoció el suceso, la policía montó un gran despliegue de medios y efectivos, a fin de localizar al vehículo en que habían huido los asesinos, un taxi marca Seat-131, matrícula M-0800-DC. Más tarde, consiguieron hallarlo, vacío, en la calle de Fernando Ossorio, próximo al lugar en que se perpetró el atentado. El conductor del mismo denunciaría con posterioridad al hecho las circunstancias en que la sustracción se produjo: había sido abordado por dos individuos armados, que le intimidaron y maniataron, de modo que tuvo que permanecer inmóvil hasta que un transeúnte logro liberarle de sus ataduras. 

En el Hospital de la Cruz Roja, donde se instaló la capilla ardiente, la esposa del policía nacional asesinado hizo unas declaraciones a los medios informativos: “Perdono a los criminales, pero esta lucha no tiene principio ni fin, a no ser que se quiera volver a los principios de la edad de piedra”. “Esto lo hacen personas sin principios, sin cultura, sin fin, sin religión; sin fe en el futuro de España. ¿Cómo estas dos personas pueden tener hijos, cuando han quitado la vida a un hombre que deja un hijo y una esposa?”. 

A primera hora de la mañana del día siguiente, jueves 5 de abril, en la capilla del hospital de la Cruz Roja se celebró, el funeral por el alma de Ángel Lietor asesinado el día anterior. Asistieron, además de la esposa y familiares del policía asesinado, el gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón; el jefe superior de Policía, Francisco de Asís Pastor, y el general inspector de la Policía Nacional, Timón de Lara.

Ofició la misa el vicario general castrense, monseñor Benavent, junto con otros cuatro capellanes castrenses. Monseñor Benavent destacó la virtud de la fortaleza y señaló que los familiares y compañeros de Ángel estaban revestidos de esa virtud para poder soportar el trauma por su pérdida.

A la salida de la capilla más de un millar de miembros de las Fuerzas Armadas esperaron la salida del féretro en medio de una gran emoción. Una mujer visiblemente emocionada pidió justicia ante el alevoso crimen. Uno de los oficiales de la Policía Nacional presentes calmó a la señora y le solicito silencio. 

Entierro del Policía Angel Lietor

Finalizado el funeral, el féretro, cubierto con la bandera española, fue llevado e hombros por cuatro agentes de la Policía Nacional y dos de la Policía Municipal en dirección el cementerio de Carabanchel por la avenida de la Reina Victoria. En la calle del General Ibáñez el féretro fue introducido en un furgón fúnebre y fue escoltado por jeeps a y policías en moto, hasta el cementerio de la Almudena de Madrid, donde fue cristianamente enterrado.

El 11 de abril, el Grapo, reivindicaba, a través de una llamada telefónica realizada por la mañana al diario madrileño Informaciones, la autoría del alevoso crimen. En esa fecha la Policía había identificado ya a los autores materiales del asesinato del Policía Nacional Ángel Lietor. Estos eran Alfonso Rodríguez García, Raúl Calero Arcones y María del Carmen López Anguita. Los tres eran activamente buscados por la policía. Según la reconstrucción de los hechos que dieron lugar al atentado contra el policía, fue Alfonso Rodríguez el autor material del disparo que acabó con la vida de Ángel Liétor. María del Carmen López Anguita la mujer que los testigos vieron correr al lado de aquél. Por último, Raúl Calero esperaba al volante del taxi. M-OBOO-DC, que habían robado momentos antes a punta de pistola También se pudo determinar, según el oportuno examen del laboratorio de balística, que el arma utilizada, de la cual se recogió un casquillo del nueve Parabellum— era la arrebatada al guardia civil don Gabriel Cristóbal Vozmediano, asesinado en la calle Pajaritos de Madrid por Alfonso Rodríguez y Antonio Tosina. Con esa pistola se atentó contra el general de brigada del Ejército Agustín Muñoz Vázquez y contra el inspector del Cuerpo Superior de Policía Ángel Rodriguez Hermida. 

Angel Lietor Alfaro había nacido en Jaén, y era padre de un hijo de veintidós años. Residía en Madrid desde hace doce años, prestaba servicio en la caja de habilitación de la Unidad de Destinos de la Primera Circunscripción de la Policía Nacional. Estaba próximo a jubilarse, y pensaba solicitar un destino civil. Le fue concedida a título póstumo la medalla de oro del mérito policial. 

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, se le concedió también la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

Carlos Fernández Barallobre.

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