martes, 20 de junio de 2017

1979. Un comando del GRAPO asesina en Barcelona al Policía Nacional Rafael Gómez Cobacho

A las diez menos cuarto de la noche del miércoles día 25 de abril era ametrallado un miembro de la Policía Nacional que se encontraba de guardia en la puerta de la Comisaría existente en el barrio barcelonés de San Andrés del Palomar, situada en la calle de MaIats. El atentado contra el centinela se efectuó desde un automóvil que marchaba velozmente por dicha calle, ocupado por tres o cuatro Individuos que se dieron a la fuga en el mismo vehículo. 


A tales horas de la noche, aquella calle, donde estaba ubicada la Comisaría de Policía de San Andrés se hallaba desierta, no habiendo testigos presenciales del ametrallamiento. La víctima del atentado era el Policía Nacional Rafael Gómez Cobacho de 30 años de edad que estaba casado y era padre de dos hijos. Le fue disparada una ráfaga de metralleta. 

Policía Nacional Rafael Gómez Cobacho


Trasladado rápidamente el servicio de urgencias del Hospital de San Pablo, donde Ilegó pasadas las diez y cuarto de la noche, ingresando en el quirófano en estado gravísimo. La Intervención quirúrgica al señor Gómez Cobacho tuvo una duración de casi dos horas, pues había sufrido heridas de bala, en el hígado y pulmón, con hemorragia interna. Durante la intervención fue necesario hacerle una transfusión de cinco litros de sangre y entre los donantes figuraron varios compañeros del policía herido.

Las fuerzas de la Guardia Civil de Tráfico y los destacamentos móviles de la Policía Nacional se situaron en estado de alerta con orden de busca y captura de un automóvil, matrícula B-21-93-CH, que podía corresponder a un Renault 12 o bien a un Seat modelo 131, de color rojo, en donde se suponía viajaba el comando autor del atentado al centinela de la Comisaría de San Andrés. 

La esposa del policía nacional, que se encontraba embarazada, se personó en el hospital acompañada de la madre y el hermano de la víctima. También se registró la visita del teniente de alcalde de Barcelona, señor Abad y de los consejeros de la Generalidad doctor España y señor Gutiérrez Díaz, entre otras personalidades, así como numerosos compañeros del herido.

Rafael Gómez Cobacho, fallecería en la madrugada del sábado día 28 en el Hospital de San Pablo,al no poder supera la gravedad de sus heridas. 

El cadáver fue trasladado al instituto Anatómico Forense, del Hospital Clínico. En la capilla de dicho hospital se rezó, un responso y tuvo lugar al día siguiente una Santa Misa por el alma del policía asesinado. A la ceremonia asistieron sólo los familiares del agente fallecido. Ni el gobernador civil de Barcelona ni el nuevo alcalde, Narcís Serra, estuvieron presentes en el acto. Este último fue informado del carácter de la ceremonia personalmente por el coronel Enrique Rubio, jefe de la Cuarta Circunscripción de la Policía Nacional, el cual le pidió formalmente que no asistiera a la misma.

A primera hora de la tarde salió del hospital en dirección a Córdoba, de donde era natural, la furgoneta que trasladaba el féretro con los restos mortales del policía asesinado, así como un jeep de la Policía Nacional con las coronas de flores enviadas por los compañeros del policía y otras instituciones. 

En el acuartelamiento de la Policía Nacional de Córdoba quedó instalada la capilla ardiente con el féretro que contenía los restos del policía Nacional Rafael Gómez Cobacho que fue velado durante la noche por numerosos compañeros policías, inspectores y Guardias civiles.

A las diez de la mañana en el acuartelamiento de la Policía so ofició una Misa de corpore in sepulto que fue presidida por el presidente del Senado, Cecilio Valverde, a quien acompañaban el jefe de la II Circunscripción de la Policía Nacional coronel Eleuterio Torreló, desplazado expresamente desde Sevilla para asistir al funeral, gobernadores civil y Militar, otras autoridades cordobesas, familiares del policía asesinado, así como comisiones y representaciones del Ejército, Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Municipal. 

Antes de dar comienzo el oficio religioso se personó en el cuartel el obispo de la Diócesis de Córdoba, Monseñor infante Florido, que expresó su pésame a los familiares y compañeros del policía caído en acto de servicio.

Finalizada la Santa Misa, los restos mortales del Policía Gómez Cobacho, cubiertos por la bandera Nacional, fueron trasladados al cementerio de San Rafael donde recibieron cristina sepultura entre vivas a España y a la Policía Nacional por parte de la ingente cantidad de personas que acompañaron el cortejo mortuorio. 

La organización terrorista Grapo se atribuyó los atentados cometidos en Barcelona y área de influencia. La reivindicación se efectuó a través de una nota firmada por el Grapo y dejada en una papelera pública de la calle Consejo de Ciento y de cuyo hallazgo tuvo conocimiento la policía, y en la cual se hacía responsable de la autoría del asesinato del concejal Florentin, de Espluques, del ametrallamiento del Policía Nacional Rafael Gómez Cobacho, hecho ocurrido a la puerta de la comisaría en San Andrés y de cuyas secuelas fallecería posteriormente, así como la explosión de un artefacto en le estación de la Renfe en Sants.

De acuerdo con el Real Decreto 1404/2000, con fecha 19 de julio de 2000, al Policía Nacional Rafael Gómez Cobacho se le concedió la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo. Además, en resolución fechada el 18 de marzo de 2005 (Real Decreto 308/2005), el Ministerio del Interior le concedía también el ascenso de empleo, con carácter honorífico y a título póstumo.

Carlos Fernández Barallobre

2 comentarios:

  1. Apreciado Carlos, he leído casi todas tus entradas en este medio, excelente labor para que no los olvidemos nunca. Solo un pero, no motejes de "comando" a una panda de puercos, traidores y cobardes asesinos. Los comandos, de origen militar inglés, son valientes soldados de unidades especiales, estos mierdas del grapo (y los de la eta, frap y todo cochino terrorista) no merecen ese calificativo.

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  2. Muchas gracias por la puntualización, muy correcta por otra parte, que le haremos llegar al autor del artículo

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